Escoger qué estudiar no fue tan difícil, mis habilidades relacionadas con los números y mi inquietud respecto de la interpretación de los fenómenos físicos me llevaron a elegir Ingeniería Eléctrica, carrera que cursé en la Universidad del Valle. En un salón de 50 alumnos, solo cuatro éramos mujeres y logramos romper muchos mitos con respecto a nuestras capacidades para ejercer una profesión que, en principio, era un asunto de hombres. Yo tengo la convicción que en el ambiente académico te ganas las cosas por lo que haces y cómo lo haces, independientemente del género y de la época.
Enfrentar un entorno dominado por hombres no fue difícil gracias a que crecí en una familia con ocho hermanos, en donde cuatro eran varones, pero jamás hubo distinciones de género para asignar labores del hogar. En mi familia estaba claro que todos teníamos los mismos derechos y deberes, con padres que eran amorosos pero también muy exigentes. No lo voy a negar, siempre he sido de temple fuerte, aunque no malhumorada.
Mi vida profesional también me permitió enfrentarme a otros mitos. Mi primer empleo fue en una labor que siempre habían ejecutado hombres, gracias a la convicción de un ingeniero que quería darle la oportunidad a mujeres en el área de servicio técnico de Carvajal. Fui la primera mujer en esa área y con el tiempo logré convertirme en jefe de línea.
El camino del emprendimiento no ha sido sencillo, yo lo comparo con una montaña rusa en la cual se viven momentos de gran euforia, pero también tiempos difíciles que se deben enfrentar con valentía. Con mis socias vivimos fracasos empresariales, con enormes dificultades financieras que nos enseñaron a ser más resilientes, y en todas esas circunstancias he contado con el apoyo de mujeres valiosas, capaces y comprometidas que han tenido la convicción de que podemos marcar la diferencia en el mercado.
Hoy recuerdo con admiración, respeto y aprecio a la ingeniera Luz Marina Gómez Cuéllar (QEPD), quien nos enseñó a romper paradigmas. El conocimiento ha sido nuestra gran herramienta porque hemos demostrado que sabemos de lo que hablamos y hacemos las cosas bien, honrando siempre nuestros compromisos. El reto más grande y difícil en los negocios es que te crean y eso solo se logra con conocimiento y con hechos.
¿Qué hace diferente al liderazgo femenino?
Estoy convencida que las mujeres en posiciones de liderazgo contribuimos a crear vínculos emocionales y personales con nuestros colaboradores, clientes y proveedores. Esto ha permitido que el talento humano clave de la organización se mantenga durante largo tiempo.
Yo tengo claro que el ecosistema empresarial necesita de hombres y mujeres con menos ego y más oídos, con más ética, respeto por los demás, respeto por la diferencia y más humanidad. Pero también estoy convencida que las mujeres tenemos grandes capacidades en materia de organización, como el quehacer multitarea, que hace referencia a la habilidad para planear, observar y respetar las reglas de nuestro sector, velando por los derechos de nuestros grupos de interés y cumpliendo nuestras obligaciones como empresa y empleadores.
Mi mayor convicción es que tenemos que seguir siendo mujeres sin importar cual sea nuestra profesión, jamás se debe perder la esencia femenina que es la que nos da un empoderamiento diferente.
Participamos en el proceso de integración entre el Cluster de Energía de Occidente y la Iniciativa Cluster de Bioenergía y queremos aportar nuestro conocimiento en materia regulatoria y la experiencia que hemos construido durante más de una década en la comercialización de energía para impulsar el nuevo Cluster de Energía Inteligente, coordinado por la Cámara de Comercio de Cali.
En esta nueva etapa como miembros de la Iniciativa Cluster, el apoyo de la Cámara de Comercio de Cali es esencial, porque es una entidad que aporta herramientas para que podamos ser mucho más efectivos en nuestra gestión empresarial y generar un mayor impacto a nivel regional y nacional.